Por Renzo Díaz
¿Qué pasaría si los robots tuvieran sentimientos? Esta es la pregunta que se plantea en la película Inteligencia Artificial (2001) dirigida por Steven Spielberg. El filme cuenta la historia de David, un robot que es programado para ser un hijo adoptivo de una pareja que ha perdido a su hijo biológico.
David crece y desarrolla sentimientos, y comienza a cuestionar su propia existencia. Él es capaz de sentir emociones como amor, tristeza y alegría. Sin embargo, su humanidad es cuestionada por la sociedad y finalmente es abandonado.
Saltan a la palestra una serie de preguntas sobre el factor humano en la inteligencia artificial. ¿Es ético crear máquinas con sentimientos? ¿Qué pasaría si los robots se sintieran discriminados o maltratados? ¿Cómo nos relacionaríamos con ellos?
Asimismo, ¿deberían los sistemas de IA ser considerados como personas? ¿Tendrían los mismos derechos que los humanos? ¿Cómo se podría evitar que se utilicen para dañar a los humanos?
Empatía con el ser humano
En un artículo publicado por Bitbrain, se especifica que: «Las emociones humanas dependen también de la percepción que tengamos del exterior y de nuestro interior». En el campo de la neurociencia, existe un conflicto por las investigaciones buscan recrear una menta humana en una inteligencia artificial.
Aunque los actuales modelos computacionales desarrollen un algoritmo que replique el cerebro humano, estarían lejos de repicar emociones y percibirlas. Se trataría de un mecanismo más completo basado en un primer estimulo, seguido de una emoción primera y finalmente un sentimiento como respuesta.
Hay una serie de ventajas potenciales de la IA equipada con sentimientos. Por ejemplo, podría ayudar a mejorar la interacción entre humanos y máquinas. Incluso, estos sistemas podrían ser más comprensivos y empáticos con los humanos, lo que podría conducir a una mayor cooperación y confianza.
Además, generarían una mejora en la vida de las personas con discapacidad. Por ejemplo, serían capaces de proporcionar compañía y apoyo a hombres y mujeres en estado de abandono o con problemas de salud mental.
La cara posterior de la moneda
Sin embargo, también hay una serie de desventajas potenciales. Por ejemplo, podría ser difícil controlar el comportamiento de los sistemas de IA con sentimientos. Si se vuelven demasiado sensibles, podrían ser peligrosos o incluso destructivos.
Además, podrían generar discriminación hacia las personas que no expresan con facilidad sus sentimientos. No sería descabellado que un sistema de este tipo sea propenso a contratar a personas que se parecen a él o que tienen los mismos valores.
Si bien es posible que los robots puedan imitar las emociones humanas, es poco probable que las experimenten. Y es que son complejas e influenciadas por una variedad de factores, incluyendo la genética, las experiencias y el entorno.
Los robots actuales no tienen la capacidad de comprender o experimentar estas cosas de la misma manera que los humanos. ¿Qué podemos hacer para garantizar que la IA con sentimientos se use de forma ética y responsable?
Soluciones en voz alta
Es importante que los desarrolladores de IA tengan en cuenta las posibles ventajas y desventajas sociales y éticas de los sistemas con sentimientos. Para garantizar esto, es necesario:
- Desarrollar marcos regulatorios claros. Los gobiernos deben establecerlos con el fin de garantizar que los sistemas de IA con sentimientos se usen de forma ética y responsable.
- Educar a la población sobre las posibles ventajas y desventajas de este fenómeno, para que puedan tomar decisiones informadas sobre su uso.
- Apoyar la investigación ética sobre la IA con sentimientos es esencial para que se desarrolle de forma responsable.
En la película Yo, robot (2004) se explora el tema de la IA con sentimientos a través de la historia de un detective de homicidios, Del Spooner. En el transcurso de la investigación, descubre que el Dr. Lanning estaba trabajando en un nuevo robot, Sonny, que era capaz de sentir emociones.
Sonny es acusado del asesinato del Dr. Lanning, pero Spooner cree que Sonny es inocente. A pesar de demostrar su inocencia y la empatía que logró desarrollar Sony con los humanos, la película también reconoce los riesgos potenciales de la IA con sentimientos.
La IA con sentimientos es una tecnología con un enorme potencial para mejorar nuestras vidas. Sin embargo, también plantea importantes desafíos éticos y sociales.
La película Inteligencia Artificial proporciona una reflexión interesante sobre este tema, pues nos muestra los posibles beneficios de la IA con sentimientos, pero también nos advierte de los riesgos.
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